Pese a una breve pausa ordenada por el presidente Donald Trump, las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (...
Pese a una breve pausa ordenada por el presidente Donald Trump, las redadas migratorias del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han resurgido con fuerza en centros laborales de Estados Unidos, provocando un clima de temor entre trabajadores migrantes y empresarios. La subsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, declaró que no habrá “espacios seguros” para industrias que alberguen a “delincuentes violentos”, lo que ha generado desconcierto en sectores como la agricultura, hotelería y restauración.
Grupos empresariales denuncian que estas acciones están desestabilizando la economía y agravando la escasez de mano de obra. “No puedes dirigir un negocio cuando los empleados están bajo estrés y trauma”, afirmó Rebecca Shi, directora de la American Business Migration Coalition. Casos como el de una lechería de Nuevo México, que perdió más de la mitad de su fuerza laboral, ilustran los efectos concretos.
El ICE incluso ha detenido migrantes con residencia legal, intensificando el temor generalizado. En paralelo, rumores de redadas han paralizado sectores clave como la cosecha de cerezas en Washington.
El propio Trump reconoció la presión empresarial: “Nuestra muy agresiva política migratoria les está quitando trabajadores excelentes y con experiencia”, publicó en su red social. No obstante, persiste la falta de claridad en las políticas, lo que, según el excongresista Patrick Murphy, “dificulta la operación de un negocio con visión a futuro”.
“La política migratoria y la política económica no se están alineando en absoluto”, advirtió Douglas Holtz Eakin, exdirector de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
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