Desesperado por la falta de resultados visibles en la lucha contra los grupos criminales que mantienen aterrorizada a la población zacatecan...
Desesperado por la falta de resultados visibles en la lucha contra los grupos criminales que mantienen aterrorizada a la población zacatecana con asesinatos y extorsiones cotidianas, exterminio de policías, desaparición de personas y desplazamientos forzados, el gobernador morenista David Monreal Ávila, con intervención de su hermano Ricardo, el senador, pidió ayuda a la embajada de Estados Unidos y recibió una pródiga respuesta del embajador Ken Salazar.
El gobierno estadunidense ha incluido a Zacatecas en sus alertas de viaje y considera la entidad como una ruta del trasiego de drogas, incluyendo al fentanilo. El gobierno federal, en contraste, presume una disminución en la incidencia delictiva con su estrategia implementada en noviembre del año pasado, pero no ha cumplido con todos los compromisos asumidos desde la presentación del Plan Zacatecas II y la violencia no ha dejado de lacerar a los zacatecanos.
Con evidente disgusto, el presidente Andrés Manuel López Obrador descalificó los acuerdos de la embajada estadunidense con el gobernador David Monreal, hermano del senador Ricardo, aspirante presidencial. Ambos se muestran cada vez más distantes de Palacio Nacional.
Por invitación de los hermanos Monreal Ávila, el embajador Ken Salazar visitó el 3 y 4 de septiembre pasados por primera vez Zacatecas, y tras un encuentro con el mandatario estatal, dio a conocer el ofrecimiento del gobierno del presidente Joe Biden de apoyar a esa entidad en materia de seguridad.
En esa gira el diplomático estuvo en Fresnillo –la ciudad más insegura, según las encuestas de percepción del Inegi–, donde visitó primero el santuario religioso en veneración al Niño de Atocha en la comunidad de Plateros, acompañado por tres de los Monreal: el senador Ricardo, el gobernador David y Saúl, alcalde de Fresnillo, con quienes se reunió en privado en el rancho Puebla del Palmar, propiedad del clan familiar.
Un mes después el diplomático regresó al estado: el jueves 6 se presentó para, según declaró, cumplir su compromiso de ayudar al gobernador a mejorar la seguridad en Zacatecas, que por su ubicación y conectividad carretera se ha convertido en ruta del narcotráfico disputada por los dos mayores cárteles del país, el de Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa, pues es camino obligado que enlaza los puertos del Pacífico con ciudades fronterizas de Estados Unidos.
Salazar regresó a Zacatecas para una “reunión histórica” –como él mismo la catalogó– acompañado por representantes de las principales agencias estadunidenses en materia de seguridad y combate al narcotráfico: el FBI, la DEA, la Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia, la Agencia para el Desarrollo Internacional, el Departamento de Estado y representantes del consulado de Monterrey.
La estrategia de cooperación
La representación diplomática de Estados Unidos fue recibida por el gobernador en una reunión a puerta cerrada, en el complejo de oficinas de Ciudad Gobierno, en la que participaron mandos del gabinete de seguridad pública de Zacatecas, los directores de las policías de las principales ciudades del estado: Fresnillo, Guadalupe y la capital, así como empresarios mineros y representantes de la Iglesia católica.
Sin embargo, en la reunión estuvieron ausentes los mandos del Ejército y de la Guardia Nacional en el estado, como evidencian los videos y fotografías difundidos por el propio gobierno zacatecano.
Al término del encuentro, en una apresurada conferencia de prensa, el embajador Salazar y el mandatario estatal anunciaron que los gobiernos de Zacatecas y Estados Unidos acordaron una estrategia de cooperación en materia de seguridad.
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