Para el nadador mexicano Miguel de Lara el tercer ciclo olímpico es “la vencida”, pues por fin consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos P...
Para el nadador mexicano Miguel de Lara el tercer ciclo olímpico es “la vencida”, pues por fin consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos París 2024, tal como lo escribió en una carta dirigida a sí mismo en 2004 y que enterró en una capsula del tiempo. Ahora casi 10 años después, De Lara acudirá a su primera justa olímpica en lo que él llama “el deporte más difícil del mundo”.
Aunque es mucha coincidencia que un niño de 10 años, que cursaba el quinto año de primaria, pusiera el sueño olímpico en una carta, De Lara no cree en casualidades ni piensa que manifestó su destino, pues para él es el trabajo duro su único delimitante para merecer lo que está consiguiendo deportivamente.
“Soy muy aterrizado en cuanto a la física y la ciencia, pero sí creo que nuestras decisiones nos llevan a un lugar específico eventualmente. Siempre decía que quería descubrir si el destino era algo inevitable o si teníamos algo que ver en él, entonces me gustaba pensar ¿qué tal si el destino dice que yo tengo que seguir hasta eventualmente lograrlo? Y el saber que si voy a llegar me vas a ver morir intentándolo y si llego voy a tener que pasar por muchos obstáculos, y así es como lo he vivido”, dice en entrevista con Proceso el nadador.
En su ciclo olímpico y para llegar con un alto nivel físico a París, el nadador coahuilense verá acción en la primera semana de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023 que iniciaron el viernes 23 y finalizarán el sábado 8 de julio; ayer, sábado 24, debutó en el Complejo Acuático Ciudad Merliot en la prueba de los 200 metros pecho. De Lara es uno de los deportistas mexicanos que planean regresar con la medalla de oro en la competencia regional.
En su carrera deportiva De Lara intentó clasificarse a Río 2016, pero no dio la marca mínima establecida por la World Aquatics, en Tokyo 2020, la pandemia le dio un duro golpe pues no pudo entrenar por más de un mes. Pese a ello, era el mejor nadador en la categoría de los 200 metros pecho en México, por lo cual su boleto a los Juegos Olímpicos se encontraba casi seguro por la universalidad –que es cuando un país no cuenta con un nadador que haya dado la marca A o B y eligen a un representante–, pero para su mala suerte Gabriel Castaño dio la marca B de último momento y se quedó con el lugar para ir a Tokyo.
“Cuando eres niño y ves los Juegos Olímpicos en la televisión, dices, yo quiero llegar ahí y empiezas a entrenar, ves progreso, dices creo que lo puedo lograr, no está tan difícil, y conforme te vas acercando a la pendiente ésta se vuelve cada vez más inclinada y te das cuenta de lo difícil que es conseguirlo. Y recientemente la dificultad para poder ir a los Juegos Olímpicos ha subido de manera exponencial”, dice De Lara.
Recomendación médica
De Lara sabía que su compañero había ganado de forma justa y que se merecía el boleto a Tokyo. Sin embargo, el nacido en Torreón se replanteó si de verdad podía dedicarse a la natación y si tenía el nivel que tanto se había exigido a sí mismo.
“Entonces fue un duro golpe, me quedo en Torreón, decido darme un descanso de cuatro semanas para recolectar mis ideas y preguntarme si en verdad quiero seguir haciendo esto y si lo voy a hacer como lo tengo que hacer. No estaba siendo el mejor y yo quería serlo”, dice el nadador.
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