Aún cubierto por la negrura de la madrugada del jueves 5, el Ejército tomó por tierra y aire la sindicatura de Jesús María; fue por sorpresa...
Aún cubierto por la negrura de la madrugada del jueves 5, el Ejército tomó por tierra y aire la sindicatura de Jesús María; fue por sorpresa. Los soldados llegaron a la finca propiedad de Griselda López Pérez, madre de Ovidio Guzmán. Esta vez, a diferencia de 2019, no hubo escapatoria para uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán. Desde el aire, las ráfagas provenientes de los helicópteros artillados de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) brindaban protección al personal militar que estaba en la guarida del narco. Y ardió Culiacán…
Una vez más el grupo criminal conocido como Los Chapitos –que las autoridades federales ahora llaman Los Menores– demostró en minutos su poder destructivo, de organización y despliegue detonando de facto un estado de sitio que orilló al gobierno de Sinaloa a lanzar un llamado para que los habitantes, principalmente de Culiacán, no salieran de sus casas.
El operativo federal y los actos violentos de la delincuencia organizada, para tratar de liberar a Ovidio, también paralizaron toda actividad aérea y terrestre en el estado.
En algunos puntos de Culiacán, por ejemplo, los operativos de las fuerzas armadas fueron limitados para contener los robos de vehículos compactos y pesados que fueron incendiados para levantar bloqueos de vialidades primarias, secundarias y carreteras. Quienes presenciaron esos hechos se quedaron atónitos por la destrucción causada, “era como una zona de guerra”.
A lo largo y ancho del estado la población no pudo salir de sus domicilios o se quedó atrapada en el lugar donde les agarró la balacera, como un grupo de ocho personas que logró refugiarse por al menos nueve horas en la plaza de cobro de la carretera México 15.
De acuerdo con cifras oficiales, el grupo armado de los hijos del Chapo Guzmán despojó a la ciudadanía de más de 250 vehículos, unidades con las cuales realizaron los bloqueos en entradas y salidas que conectan al estado con el resto del país.
Incluso, en un intento para evitar que Ovidio fuera sacado de Sinaloa, civiles armados enfilaron hacia los tres aeropuertos que el estado tiene: Mazatlán, Los Mochis y Culiacán, en éste, un comando logró impactar con proyectiles de arma de fuego un avión comercial de la aerolínea Aeroméxico Connect y a tres helicópteros y un avión de la FAM.
A consecuencia de la agresión armada, la aeronave comercial abortó el despegue con destino a la Ciudad de México; los pasajeros del vuelo AM165 se agazaparon entre los asientos y en las videograbaciones de esos hechos, difundidas por los noticieros de televisión y redes sociales, se escuchaban atemorizadas voces infantiles.
Si bien las fuerzas federales lograron la recaptura de Ovidio Guzmán López y lo trasladaron a la Ciudad de México, para entonces no habían podido liberar a la población civil del estado, acorralada por robos y bloqueos de vialidades y carreteras. El crimen organizado en franco desafío al Estado.
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